El primer cemento eléctrico de la historia en construcción: hasta 500 vatios por metro cuadrado y edificios virtuales

 

El primer cemento eléctrico en la construcción: por qué es inteligente

El cemento inteligente es una tecnología innovadora que está revolucionando la construcción. A diferencia del cemento tradicional, el cemento inteligente puede generar electricidad, monitorear el estado de la estructura y hasta calentar un edificio.

Este nuevo material contiene sensores electrónicos y compuestos químicos especiales que le permiten realizar estas funciones. Los sensores pueden detectar grietas u otros daños estructurales, mientras que los compuestos químicos convierten la energía mecánica de la vibración y el movimiento en electricidad.

El cemento inteligente abre un mundo de posibilidades en términos de construcción sostenible y eficiencia energética. Los edificios del futuro podrían producir su propia electricidad a partir del movimiento de la gente y el viento. El monitoreo en tiempo real permitirá una mayor seguridad estructural, que es lo más importante.

Un vistazo a cómo fabricaron este cemento eléctrico que desafía las leyes de la física

El cemento autoenergético, también conocido como cemento inteligente, es un material relativamente nuevo que fue desarrollado por primera vez a principios de la década de 2000 por investigadores, que estuvieron liderados por el ingeniero Mohamed Saafi.

Zhu imaginó la posibilidad de insertar fibras de carbono conductivas en el hormigón para convertir los edificios en baterías gigantes. De hecho, creía que sería posible conseguir que produjeran su propia electricidad mediante un proceso similar al piezoeléctrico (cuando cuando presionas botones en la calefacción).

En este sentido, comenzaron a experimentar con la adición de fibras de carbono y nanotubos en el hormigón. Descubrieron que esto permitía que el hormigón genere y almacene pequeñas cantidades de energía eléctrica. El gran avance llegó en 2016, cuando  lograron desarrollar el primer prototipo viable de cemento autoenergético.

Utilizaron nanomateriales termoeléctricos para generar electricidad a partir de los cambios de temperatura del hormigón. Desde entonces, varias otras empresas e instituciones han continuado la investigación y desarrollo de este revolucionario material, y ahora se están levantando los primeros edificios que funcionan como baterías.

 

 

 

 

La construcción y la innovación están cada vez más vinculadas —cosa que no te resultará extraña si eres asiduo a nuestros contenidos—. Desde edificios como este que tiene alas y produce su propia energía hasta sustitutos a materiales contaminantes, todo son novedades impactantes. La que te vamos a presentar hoy lo es más todavía: conoce el primer cemento eléctrico desarrollado en la historia.

 

Cómo se van a transformar los edificios en baterías eléctricas

El cemento inteligente (smart cement, en inglés) puede tener numerosas aplicaciones prácticas. Al añadirlo a materiales de construcción como hormigón o asfalto, se abre un amplio abanico de posibilidades. Todas están asociadas con las pretenciones del IDAE, del que te hemos hablado en otras ocasiones.

Una de las aplicaciones más interesantes es en edificios. El hormigón con smart cement podría convertir cualquier edificio en una fuente de energía. Los investigadores estiman que un edificio de cinco plantas construido con este material podría generar hasta 500 kWh al día.

Otra aplicación prometedora es en carreteras. El asfalto con smart cement actuaría como un enorme panel solar, aprovechando la luz del sol para producir electricidad. Las carreteras cubren grandes extensiones, por lo que su potencial de generación eléctrica es enorme.

Los puentes también se beneficiarían de este innovador material. No solo generarían electricidad, sino que permitirían monitorizar en tiempo real el estado estructural del puente. Esto facilitaría el mantenimiento preventivo y prolongaría la vida útil de la infraestructura.

Imagínate todo lo que podríamos conseguir al incorporar el cemento eléctrico en construcción, con todas sus posibles aplicaciones y su eficiencia energética mejorada. Lo cierto es que no es la única innovación que tiene al sector en vilo; lo comprobamos también con estos materiales que cambian de color para reducir el uso de climatización o, directamente, eliminarlo por completo.

 

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